Crisis en Paju: Brote de Peste Porcina Africana desata cuarentena de 48 horas

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El 16 de julio de 2025, las autoridades surcoreanas confirmaron un nuevo brote de Peste Porcina Africana (ASF) en una granja de Paju, provincia de Gyeonggi, marcando el cuarto caso del año y encendiendo las alarmas en todo el sector porcino del país. Este brote, detectado en una granja que alberga aproximadamente 2,500 cerdos, ha desencadenado una respuesta gubernamental masiva que incluye cuarentenas, desinfecciones intensivas y el sacrificio total de los animales afectados.
La situación se vuelve particularmente preocupante cuando consideramos que Paju, ubicada cerca de la frontera con Corea del Norte, ya había sido el epicentro del primer brote de ASF en Corea del Sur en septiembre de 2019. La repetición de casos en esta región fronteriza plantea serias interrogantes sobre la efectividad de las medidas de contención y la posible transmisión transfronteriza a través de poblaciones de jabalíes salvajes.
El Centro Central de Gestión de Emergencias para la Peste Porcina Africana, dirigido por la Ministra de Agricultura Song Mi-ryeong, activó inmediatamente los protocolos de emergencia tras recibir el reporte de mortandad porcina. Los equipos de respuesta inicial y los grupos de investigación epidemiológica fueron desplegados en el sitio para controlar el acceso de personas externas, ganado y vehículos a la granja afectada.
Medidas de emergencia: 48 horas de paralización total

La respuesta gubernamental ha sido swift y contundente. Desde las 8:00 PM del 16 de julio hasta las 8:00 PM del 18 de julio, se implementó una orden de paralización temporal (Standstill) que afecta a Paju y cuatro ciudades adyacentes: Yeoncheon, Yangju, Gimpo y Goyang. Esta medida, que dura exactamente 48 horas, prohíbe todo movimiento de trabajadores y vehículos relacionados con granjas porcinas, mataderos y fábricas de piensos.
Durante este período de restricción, las autoridades han movilizado 34 vehículos especializados, incluyendo equipos de fumigación de amplio espectro y vehículos de desinfección, para llevar a cabo operaciones de limpieza intensiva en 172 granjas porcinas de la región y las carreteras circundantes. Este despliegue masivo de recursos demuestra la seriedad con la que el gobierno surcoreano aborda cada brote de ASF.
La orden de Standstill no es simplemente una medida precautoria; es una herramienta crítica diseñada para romper las cadenas de transmisión del virus. Durante estas 48 horas, se prohíbe estrictamente el movimiento de ganado, vehículos y personal asociado con la industria porcina. Esta medida, aunque económicamente costosa, ha demostrado ser efectiva para prevenir la propagación horizontal del virus entre granjas.
El sacrificio masivo: Una realidad devastadora pero necesaria
Una de las medidas más dramáticas pero necesarias implementadas es el sacrificio completo de los 2,500 cerdos de la granja afectada. Esta decisión, tomada de acuerdo con las Pautas de Acción de Emergencia para la Peste Porcina Africana (SOP), refleja la naturaleza implacable de esta enfermedad que tiene una tasa de mortalidad del 100% en cerdos domésticos.
El proceso de sacrificio se lleva a cabo bajo estrictos protocolos de bioseguridad, con equipos especializados del Ministerio de Agricultura y la Agencia de Inspección y Cuarentena Animal trabajando en coordinación. Los animales sacrificados son posteriormente enterrados en sitios designados, siguiendo procedimientos específicos para prevenir la contaminación ambiental.
Para los agricultores, presenciar el sacrificio de sus rebaños representa no solo una pérdida económica devastadora, sino también un trauma emocional profundo. Muchos de estos productores han invertido años en desarrollar sus operaciones, y ver cómo todo su trabajo se destruye en cuestión de horas genera un impacto psicológico significativo en las comunidades rurales.
El gobierno surcoreano ha establecido un sistema de compensación para los agricultores afectados, aunque muchos argumentan que estos pagos rara vez cubren completamente las pérdidas reales, especialmente considerando la interrupción de los ciclos productivos y la pérdida de reproductores de alto valor genético.
Paju: El epicentro recurrente de la crisis sanitaria
La historia de Paju con la Peste Porcina Africana es particularmente significativa. El primer caso de ASF en Corea del Sur fue detectado precisamente en esta ciudad el 16 de septiembre de 2019, en una granja que albergaba 2,450 cerdos. Ese brote inicial envió ondas de choque a través de la comunidad agrícola y activó la primera respuesta de emergencia del país contra la ASF.
La ubicación de Paju cerca de la Zona Desmilitarizada (DMZ) ha sido motivo de especial preocupación para los investigadores. La proximidad a la frontera con Corea del Norte plantea preguntas sobre el origen del virus y su posible conexión con poblaciones de jabalíes salvajes que no reconocen fronteras políticas. Los estudios han demostrado que los jabalíes pueden mantener el virus en el ambiente durante períodos prolongados, creando un reservorio natural que complica los esfuerzos de erradicación.
Desde 2019, Paju ha experimentado múltiples brotes de ASF, convirtiéndose en un punto focal para entender los patrones de transmisión de la enfermedad en Corea del Sur. La naturaleza recurrente de los brotes en esta región ha llevado a los investigadores a estudiar intensivamente el área, particularmente enfocándose en el papel de las poblaciones de jabalíes salvajes en el mantenimiento y propagación del virus.
Respuesta comunitaria y preocupaciones de los agricultores
La comunidad porcina de Paju ha desarrollado una relación compleja con la ASF a lo largo de los años. Los agricultores han aprendido a vivir con la amenaza constante, implementando medidas de bioseguridad estrictas que anteriormente se consideraban excesivas. El impacto psicológico en las familias agricultoras no puede ser subestimado: presenciar el sacrificio repetido de rebaños completos ha creado un trauma duradero en la comunidad.
Los agricultores locales han expresado sentimientos encontrados sobre las medidas de respuesta del gobierno. Aunque aprecian la acción rápida, la carga económica de los brotes repetidos ha llevado a muchos al borde de la ruina financiera. El sistema de compensación, aunque proporciona cierto alivio, a menudo no cubre completamente el impacto económico total de la pérdida de animales reproductores y la interrupción de los ciclos de producción.
La comunidad agrícola también ha tenido que adaptarse a nuevas realidades, incluyendo protocolos de bioseguridad mejorados, movimiento restringido durante brotes y vigilancia constante para detectar síntomas de la enfermedad. Estos cambios han transformado el estilo de vida agrícola tradicional, creando estrés e incertidumbre que se extiende más allá de las preocupaciones inmediatas de salud.
En las redes sociales y foros comunitarios, los agricultores expresan frustración por la naturaleza recurrente de los brotes y la sensación de que, a pesar de todos los esfuerzos, la enfermedad sigue encontrando formas de propagarse. Muchos han comenzado a cuestionar la viabilidad a largo plazo de la cría de cerdos en áreas de alto riesgo como Paju.
Estrategias de prevención y perspectivas futuras
El enfoque de Corea del Sur para la prevención de ASF ha evolucionado significativamente desde 2019. El gobierno ha implementado un Plan Nacional de Acción integral que incluye control de movimiento, sacrificio rápido dentro de zonas infectadas, vigilancia mejorada y capacidades de diagnóstico mejoradas. La estrategia también enfatiza la importancia del manejo de jabalíes salvajes, reconociendo su papel en el mantenimiento del virus en el ambiente.
Durante la temporada de lluvias intensas, como la que experimenta Corea del Sur en verano, los riesgos de transmisión aumentan significativamente. Las inundaciones pueden transportar material contaminado a largas distancias, mientras que los daños a las instalaciones pueden facilitar el acceso de animales salvajes a las granjas. Por esta razón, las autoridades han intensificado las campañas de concientización sobre medidas preventivas específicas para la temporada de lluvias.
Mirando hacia el futuro, los desafíos siguen siendo sustanciales. El virus continúa circulando en poblaciones de jabalíes salvajes en múltiples provincias, creando un reservorio continuo para posibles infecciones en granjas. El cambio climático y los factores ambientales también pueden influir en los patrones de supervivencia y transmisión del virus, requiriendo estrategias de manejo adaptativas.
El último brote en Paju sirve como un recordatorio severo de que la ASF sigue siendo una amenaza persistente para la industria ganadera de Corea del Sur. Aunque la respuesta rápida del gobierno demuestra una preparación mejorada, la naturaleza recurrente de los brotes en regiones fronterizas sugiere que las soluciones a largo plazo requerirán vigilancia sostenida, cooperación internacional e inversión continua en medidas de prevención y control.
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