Veterano coreano condecorado obligado a dejar EE.UU.: el precio oculto del servicio militar

Una vida entre dos mundos: la historia de Sae Joon Park
¿Sabías que un veterano coreano-americano, Sae Joon Park, quien llegó a EE.UU. a los 7 años, vivió casi cinco décadas en el país y recibió la condecoración Purple Heart por su servicio, fue recientemente obligado a abandonar el país? Park creció en Los Ángeles, formando parte de la comunidad coreana-americana y creyendo firmemente en el sueño americano. Su historia es la de miles de inmigrantes que sirvieron en las fuerzas armadas de EE.UU. esperando que su sacrificio les asegurara un lugar en la sociedad, solo para descubrir que la realidad legal es mucho más compleja.
El caso de Park no es un hecho aislado, sino un reflejo de los retos que enfrentan los inmigrantes veteranos en Estados Unidos.
Del héroe de guerra al limbo legal: servicio en Panamá y la Purple Heart

Park se alistó en el ejército estadounidense a los 19 años y fue desplegado en la Operación Causa Justa en Panamá en 1989. Allí fue herido en combate y recibió la Purple Heart, una de las condecoraciones militares más prestigiosas. Sin embargo, su servicio no le otorgó automáticamente la ciudadanía. La invasión de Panamá no fue clasificada como un periodo de hostilidades bajo la ley estadounidense, por lo que Park no calificó para la naturalización acelerada. Este vacío legal ha dejado a muchos veteranos extranjeros en una situación incierta, a pesar de su dedicación y sacrificio.
El caso de Park ejemplifica cómo la burocracia puede anular el reconocimiento al servicio militar.
Las heridas invisibles de la guerra: PTSD, adicción y prisión
Tras regresar a casa, Park sufrió de trastorno de estrés postraumático (PTSD), una condición común entre los veteranos de guerra. Sin acceso adecuado a atención psicológica, recurrió a las drogas para sobrellevar el trauma. Sus problemas de adicción lo llevaron a ser condenado por posesión de drogas y por no presentarse ante la corte, resultando en prisión hace más de 15 años. Esta situación, lejos de ser única, es compartida por muchos excombatientes que, al no recibir el apoyo necesario, terminan en el sistema penal. La estigmatización de la salud mental en las comunidades inmigrantes y asiáticas agrava el problema.
El historial criminal de Park, producto de su trauma no tratado, se convirtió en la base legal para su expulsión.
La orden de deportación: una decisión imposible para un veterano
En junio de 2025, las autoridades migratorias estadounidenses notificaron a Park que sus condenas antiguas lo hacían elegible para la deportación. Le colocaron un monitor en el tobillo y le dieron una opción: salir voluntariamente o enfrentar la detención y expulsión forzada. Park, de 55 años, eligió regresar a Corea, un país que no había considerado su hogar desde la infancia. La decisión fue abrupta, dejándole poco tiempo para despedirse de su madre anciana en Hawái y de sus dos hijos adultos. Su caso ha generado indignación y debate tanto en EE.UU. como en Corea, especialmente entre grupos de veteranos y defensores de los derechos de inmigrantes.
Muchos consideran que el sistema es injusto, castigando a quienes ya han pagado un alto precio por su servicio.
Reacciones de la comunidad y los medios: indignación y debate político
La respuesta de las comunidades coreana y estadounidense ha sido intensa. En portales como Naver y Tistory, la historia de Park se ha compartido ampliamente, generando comentarios de incredulidad y enojo. Algunos destacan la contradicción de celebrar el servicio militar mientras se niegan derechos básicos a quienes sirvieron. Otros argumentan que la ley debe aplicarse sin excepciones. Comentarios representativos incluyen: '¿Cómo puede EE.UU. hacer esto a alguien que arriesgó su vida por ellos?' y 'Esto mancha el honor del país.' En foros de veteranos estadounidenses, la frustración es palpable: 'No dejamos a nadie atrás, excepto a nuestros hermanos inmigrantes.'
El debate ha impulsado una discusión nacional sobre la necesidad de reformar las leyes migratorias para proteger a los veteranos no ciudadanos.
Contexto cultural: por qué esta historia conmueve a coreanos y extranjeros
Para los lectores coreanos e internacionales, la historia de Park es un recordatorio de las complejidades que enfrentan los inmigrantes que sirven en ejércitos extranjeros. En Corea, el servicio militar es un rito de paso y fuente de orgullo nacional, lo que hace que el trato recibido por Park en EE.UU. resulte aún más impactante. La diáspora coreana en América ha sido activa tanto en la vida cívica como militar, y el caso de Park ha reavivado conversaciones sobre identidad, pertenencia y ciudadanía.
El caso también resalta los desafíos de los veteranos no ciudadanos en todo el mundo, quienes a menudo carecen de vías claras para obtener la ciudadanía o el apoyo necesario tras regresar con heridas invisibles.
¿Y ahora qué? Batallas legales, activismo y esperanza de cambio
El equipo legal de Park sigue luchando por su regreso, argumentando que su deportación fue injusta y que su servicio militar debería pesar más que sus errores pasados. Grupos de defensa están impulsando reformas legislativas para proteger a los veteranos de la deportación, especialmente aquellos cuyos delitos están vinculados a traumas de guerra. Mientras tanto, Park reconstruye su vida en Corea, intentando reconectar con una familia que apenas recuerda y esperando que la presión pública le brinde una segunda oportunidad.
Su historia ilustra cómo la intersección entre inmigración, servicio militar y salud mental puede tener consecuencias trágicas y duraderas.
El problema de fondo: veteranos no ciudadanos y la ley migratoria de EE.UU.
El caso de Park es parte de un patrón que afecta a miles de veteranos no ciudadanos en EE.UU. Aunque existen vías legales para la ciudadanía de quienes sirven en periodos de hostilidades, vacíos burocráticos y políticas estrictas han dejado a muchos en situaciones precarias. El endurecimiento de las políticas migratorias bajo la administración Trump ha incrementado las deportaciones de veteranos, generando un debate nacional sobre las obligaciones morales hacia quienes arriesgan su vida por el país.
Defensores argumentan que el servicio militar debería ser una vía hacia la ciudadanía, no un camino hacia el exilio. El caso de Park podría convertirse en catalizador para un cambio largamente esperado.
Reflexión final: lecciones del exilio de un veterano
Las palabras de Park, 'Nunca pensé que enfrentaría esto en el país que luché por proteger', resuenan más allá de la comunidad coreana-americana. Su historia es un llamado a la empatía, la reforma y el reconocimiento de los sacrificios de los veteranos inmigrantes en todas partes. Mientras continúan los debates sobre fronteras y pertenencia, el viaje de Park nos recuerda que el verdadero patriotismo se mide no solo por el servicio, sino por cómo una nación trata a quienes han servido.
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