Trump Deporta a 5 'Bárbaros' Criminales a Eswatini: La Controversia del Programa de Deportación a Terceros Países

Jul 17, 2025
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Trump Deporta a 5 'Bárbaros' Criminales a Eswatini: La Controversia del Programa de Deportación a Terceros Países

La Decisión Impactante de Trump: Cinco Criminales 'Bárbaros' Enviados al Reino Africano

¿Sabían ustedes que la administración Trump acaba de enviar a cinco criminales violentos convictos a uno de los destinos más controvertidos de África? El 15 de julio de 2025, el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. anunció que cinco inmigrantes de Vietnam, Jamaica, Cuba, Yemen y Laos habían sido deportados a Eswatini, el pequeño reino africano anteriormente conocido como Suazilandia. Este desarrollo impactante representa una escalada significativa en el programa de deportación a terceros países de Trump, que ha estado enviando migrantes a países con los que no tienen absolutamente ninguna conexión.

Según la portavoz del DHS, Tricia McLaughlin, estos individuos fueron descritos como criminales excepcionalmente bárbaros cuyos países de origen se negaron a aceptarlos de vuelta. Los deportados incluyen asesinos convictos, violadores de niños y miembros confirmados de pandillas, individuos tan peligrosos que sus propias naciones los rechazaron. McLaughlin publicó fotos policiales y antecedentes penales en las redes sociales, aunque deliberadamente omitió sus nombres por razones de seguridad.

Este movimiento sin precedentes llega pocas semanas después de que la administración Trump enviara a ocho hombres a Sudán del Sur bajo circunstancias similares, marcando un cambio dramático en la política de aplicación de inmigración de EE.UU. El programa ha desatado un debate intenso sobre derechos humanos, derecho internacional y el tratamiento de deportados en países con registros de gobernanza cuestionables.

La Decisión de la Corte Suprema que Cambió Todo

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La base legal para estas deportaciones controvertidas fue establecida por una decisión crucial de la Corte Suprema en junio de 2025. La mayoría conservativa de la corte dictaminó que los oficiales de inmigración podían deportar rápidamente a personas a terceros países, efectivamente anulando órdenes de tribunales inferiores que habían requerido que los migrantes tuvieran una oportunidad significativa de desafiar su remoción. Esta decisión 6-3 removió la última barrera legal que impedía que la administración Trump implementara su estrategia de deportación más agresiva.

La jueza Sonia Sotomayor, escribiendo para los jueces disidentes, emitió una crítica feroz de 19 páginas de la decisión de la mayoría. La condenó como un severo mal uso del poder judicial y criticó las acciones del presidente como exceso ejecutivo. El Gobierno ha dejado claro tanto en palabra como en acción que se siente sin restricciones por la ley y libre de enviar a cualquiera a cualquier lugar sin aviso o posibilidad de ser escuchado, escribió Sotomayor.

La decisión llegó después de que ocho hombres fueron inicialmente enviados a Sudán del Sur en mayo, pero fueron desviados a una base militar estadounidense en Yibuti cuando un juez federal encontró que la administración había violado requisitos procesales. Estos hombres fueron retenidos en contenedores de envío convertidos durante semanas mientras sus desafíos legales se desarrollaban en la corte. La decisión de la Corte Suprema finalmente abrió el camino para su transferencia a Sudán del Sur, donde llegaron el 5 de julio de 2025, a pesar de las propias advertencias del Departamento de Estado contra viajar a la nación devastada por la guerra debido a crimen, secuestro y conflicto armado.

Dentro de Eswatini: La Última Monarquía Absoluta de África

Eswatini presenta un destino particularmente problemático para los deportados estadounidenses. Esta nación sin salida al mar de solo 1.2 millones de personas, enclavada entre Sudáfrica y Mozambique, es gobernada por el Rey Mswati III, quien ha mantenido poder absoluto desde 1986. El país representa la última monarquía absoluta restante de África, donde las instituciones democráticas son virtualmente inexistentes y las violaciones de derechos humanos son comunes.

La situación de derechos humanos en Eswatini se ha deteriorado significativamente en años recientes. Human Rights Watch reportó en enero de 2025 que el espacio cívico, la independencia judicial y el estado de derecho permanecen bajo amenaza. El asesinato del prominente abogado de derechos humanos Thulani Maseko en enero de 2023 envió ondas de choque a través de la comunidad activista, con muchos huyendo del país por temor a represalias gubernamentales.

Según el Banco Mundial, más de la mitad de la población de Eswatini vive en pobreza, mientras el país lucha con alto desempleo, tasas de criminalidad en aumento y prisiones severamente sobrepobladas. Lucky Lukhele de Swaz Solidarity, una organización de sociedad civil, dijo a medios internacionales que representa racismo flagrante asumir que África es un basurero para Donald Trump. El partido de oposición PUDEMO ha declarado que aceptar deportados extranjeros representa un riesgo serio para nuestras comunidades ya vulnerables, que ya están luchando contra una ola de crimen severa incluyendo violación y asesinato.

El Juego Diplomático: Lo que Realmente Está Detrás de Estos Acuerdos

El éxito de la administración Trump en asegurar acuerdos de deportación con naciones africanas revela una red compleja de presión diplomática e incentivos. Según múltiples fuentes, Estados Unidos se ha acercado a aproximadamente 51 países para aceptar deportaciones de no ciudadanos, con particular enfoque en naciones africanas que pueden ser más susceptibles a la presión económica y política.

Los países que aceptan deportados estadounidenses reportedly esperan trato favorable en negociaciones comerciales, paquetes de ayuda extranjera, oportunidades de inversión extranjera y restricciones de visa reducidas para sus propios ciudadanos. Este enfoque transaccional a la diplomacia ha levantado serias preocupaciones entre observadores internacionales sobre la mercantilización de derechos humanos y la explotación de naciones económicamente vulnerables.

La portavoz del gobierno de Eswatini, Thabile Mdluli, confirmó que las deportaciones fueron la culminación de varios meses de discusiones intensivas de alto nivel. Sin embargo, notablemente falló en revelar los términos específicos del acuerdo o qué compensación recibió Eswatini por aceptar a los deportados. Los cinco hombres están actualmente siendo retenidos en instalaciones correccionales dentro de unidades aseguradas, según declaraciones oficiales, aunque su estatus legal exacto y perspectivas futuras permanecen poco claras.

La estrategia más amplia de la administración incluye acuerdos similares con El Salvador, Costa Rica y Panamá, donde cientos de migrantes venezolanos y otros han sido enviados. Este enfoque sistemático a las deportaciones a terceros países representa un cambio fundamental en cómo Estados Unidos maneja la aplicación de inmigración.

Crisis de Derechos Humanos: La Realidad Oscura de las Deportaciones a Terceros Países

Las implicaciones humanitarias del programa de deportación a terceros países de Trump han atraído críticas feroces de organizaciones de derechos humanos mundiales. La práctica de enviar individuos a países donde no tienen lazos familiares, habilidades lingüísticas o redes de apoyo viola principios fundamentales del derecho internacional de refugiados y la dignidad humana.

En Sudán del Sur, el destino de los ocho deportados permanece envuelto en misterio. Oficiales gubernamentales se han negado a revelar su paradero o estatus legal, levantando serias preocupaciones sobre su seguridad y bienestar. El prominente activista sursudanés Edmund Yakani condenó públicamente la política, declarando que Sudán del Sur no es un basurero para criminales. El país, que ha sido devastado por guerra civil desde 2011, carece de la infraestructura y recursos para manejar o reintegrar adecuadamente a los deportados.

La situación en Eswatini parece igualmente problemática. Organizaciones de la sociedad civil han advertido que el sistema penitenciario ya tensionado del país, donde los reclusos reciben solo una comida por día, no puede acomodar adecuadamente a prisioneros extranjeros adicionales. La falta de transparencia que rodea el tratamiento de los deportados y sus derechos legales ha aumentado aún más las preocupaciones sobre posibles violaciones de derechos humanos.

Expertos legales internacionales argumentan que estas deportaciones pueden violar el principio de non-refoulement, que prohíbe enviar individuos a países donde pueden enfrentar persecución o tortura. Las nuevas directrices de ICE de la administración Trump permiten que las deportaciones procedan incluso sin garantías de que los países receptores no perseguirán o torturarán a los deportados, una desviación significativa de políticas anteriores.

Indignación Global y el Futuro de la Política de Inmigración

La respuesta de la comunidad internacional al programa de deportación a terceros países de Trump ha sido abrumadoramente negativa. Líderes africanos y organizaciones de la sociedad civil han condenado la política como neocolonial y racista, argumentando que trata a las naciones africanas como basureros para migrantes no deseados. La Unión Africana ha llamado a consultas urgentes sobre el asunto, mientras varios estados miembros han comenzado a revisar sus acuerdos de cooperación con Estados Unidos.

La política también ha atraído críticas desde dentro de Estados Unidos. Legisladores demócratas, incluyendo al senador Andy Kim y al representante Dave Min, han denunciado las deportaciones como violaciones de derechos constitucionales y derecho internacional. Organizaciones de derechos humanos han presentado múltiples demandas desafiando la legalidad del programa y demandando mayor transparencia en el proceso de deportación.

Mirando hacia adelante, la administración Trump no muestra señales de desacelerar su estrategia agresiva de deportación. El zar fronterizo Tom Homan ha declarado que Estados Unidos apunta a firmar acuerdos de deportación a terceros países con muchos países para apoyar la meta de la administración de deportaciones récord. Con un estimado de 11 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, el alcance del programa podría expandirse dramáticamente en los próximos meses.

Las implicaciones a largo plazo de esta política se extienden mucho más allá de la aplicación de inmigración. Al priorizar números de deportación sobre consideraciones de derechos humanos, la administración Trump arriesga dañar la reputación internacional de Estados Unidos y las relaciones con aliados clave. El tratamiento de deportados en países con registros pobres de derechos humanos también puede crear nuevas responsabilidades legales para Estados Unidos bajo el derecho internacional, estableciendo precedentes peligrosos para la política de inmigración futura.

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