Tribunal de Seúl declara responsable a Seoul Metro por asesinato de acoso en estación Sindang

Un caso que cambió la historia legal de Corea del Sur
¿Sabían que una sola decisión judicial podría redefinir las obligaciones de seguridad laboral en toda una nación? El caso de asesinato por acoso en la estación Sindang ha logrado exactamente eso, transformando cómo los tribunales surcoreanos ven la responsabilidad del empleador en la prevención de la violencia laboral.
El 14 de septiembre de 2022, un crimen horroroso se desarrolló en la estación Sindang de la línea 2 del metro de Seúl que cambiaría para siempre el discurso sobre los crímenes de acoso y la responsabilidad del empleador en Corea del Sur. Jeon Joo-hwan, un empleado de 34 años de Seoul Transportation Corporation, asesinó brutalmente a su colega femenina en el baño de mujeres de la estación del metro.
La víctima, una mujer de 28 años que se había unido a Seoul Metro junto con Jeon en 2018, había estado soportando tres años de acoso implacable. Jeon le había enviado más de 350 mensajes amenazantes, la había filmado ilegalmente y había convertido su vida en una pesadilla. A pesar de ser acusado de acoso y haber tenido su empleo suspendido, Jeon pudo acceder a la red interna de la empresa varias veces para rastrear el horario de trabajo y la ubicación de la víctima. El asesinato ocurrió solo un día antes de su sentencia programada por cargos de acoso.
Lo que hizo que este caso fuera particularmente impactante no fue solo la naturaleza violenta del crimen, sino las fallas sistemáticas que permitieron que sucediera. El acceso continuo de Jeon a los sistemas internos de la empresa, a pesar de estar suspendido por acoso, se convirtió en el punto central de la demanda legal que seguiría.
La batalla legal: del rechazo al reconocimiento

La familia de la víctima presentó una demanda por daños y perjuicios buscando más de 1 billón de won (aproximadamente 750.000 dólares) contra Seoul Transportation Corporation, argumentando que la empresa falló en tres áreas críticas: supervisión inadecuada de Jeon, falta de bloqueo de su acceso a los sistemas de información personal e insuficientes medidas de protección para la víctima.
Inicialmente, el Tribunal del Distrito Central de Seúl se puso del lado de Seoul Metro en agosto de 2024, dictaminando que la empresa no tenía responsabilidad por el asesinato. El tribunal caracterizó las acciones de Jeon como un crimen 'excepcionalmente raro' que estaba fuera del control del empleador. Esta decisión fue devastadora para la familia de la víctima, que había esperado el reconocimiento de las fallas sistemáticas que permitieron la tragedia.
Sin embargo, el tribunal de apelación revirtió dramáticamente esta decisión el 16 de julio de 2025. La División Civil 3-3 del Tribunal Superior de Seúl dictaminó que Seoul Transportation Corporation debe pagar 5 millones de won cada uno a los padres de la víctima, totalizando 10 millones de won en daños. El tribunal declaró que la Corporación no manejó adecuadamente la información personal de la víctima y falló en cumplir con su deber de cuidado como empleador.
Esta decisión marcó un cambio significativo en cómo los tribunales coreanos interpretan la responsabilidad del empleador en casos de acoso. El tribunal de apelación enfatizó que los empleadores tienen el deber de implementar 'sistemas de respuesta anticipada para riesgos de acoso laboral y sistemas de gestión de información'.
El crimen calculado del perpetrador
Entender el alcance completo de las acciones de Jeon revela la naturaleza premeditada de este crimen y por qué el tribunal de apelación encontró a la empresa responsable. El comportamiento de acoso de Jeon comenzó en 2019 cuando repetidamente le pidió a su colega que saliera con él, volviéndose cada vez más agresivo cuando ella se negaba.
Su acoso se intensificó a filmación ilegal, amenazas de suicidio y, finalmente, amenazas de distribuir imágenes íntimas si continuaba rechazándolo. Cuando la víctima finalmente lo denunció a la policía en octubre de 2021, Jeon fue arrestado pero liberado sin detención. Críticamente, mientras fue suspendido de su posición, mantuvo acceso a los sistemas informáticos internos de Seoul Metro.
Entre agosto de 2022 y el asesinato, Jeon accedió a la intranet de la empresa varias veces para reunir información sobre el horario de trabajo y la ubicación de la víctima. El día del asesinato, Jeon llegó preparado con un arma y una gorra de cabello desechable, esperando más de una hora en la estación Sindang antes de seguir a la víctima al baño de mujeres.
La naturaleza calculada de su crimen, combinada con su uso de sistemas de la empresa para facilitarlo, se convirtió en el centro del hallazgo del tribunal sobre la responsabilidad corporativa. El tribunal determinó que la empresa debería haber implementado medidas más estrictas de control de acceso y protección de víctimas, especialmente considerando que Jeon ya estaba enfrentando cargos por acoso.
Indignación pública y respuesta comunitaria
El asesinato de la estación Sindang envió ondas de choque a través de la sociedad coreana, particularmente entre las mujeres que lo vieron como otro fallo del sistema para proteger a las víctimas de acoso. El crimen ocurrió en el baño de una estación de metro público, un espacio que millones de mujeres coreanas usan diariamente, intensificando los temores sobre la seguridad personal.
En las secuelas inmediatas, la estación Sindang se convirtió en un sitio de luto y protesta. Las paredes fuera del baño de mujeres se cubrieron con innumerables notas Post-it de dolientes expresando pena por la víctima y enojo hacia las autoridades. Mujeres jóvenes viajaron desde todo el área metropolitana de Seúl para presentar sus respetos y exigir justicia.
El caso atrajo comparaciones con el asesinato de la estación Gangnam de 2016, donde una mujer fue asesinada por un extraño que afirmó estar tomando venganza contra las mujeres en general. Muchos manifestantes notaron que 'nada ha cambiado desde el asesinato de la estación Gangnam', destacando la amenaza persistente de violencia de género en espacios públicos.
La naturaleza recurrente de tales crímenes en estaciones de metro resonó particularmente con el público, ya que estos son espacios donde millones de personas, especialmente mujeres, deben viajar diariamente para el trabajo y la vida diaria. Los comentarios en comunidades en línea como DC Inside y comunidades de Naver expresaron frustración con la respuesta inadecuada del sistema legal y las medidas de protección insuficientes para las víctimas de acoso.
Precedente legal y estándares cambiantes
La decisión del tribunal de apelación representa una evolución significativa en cómo los tribunales coreanos interpretan la responsabilidad del empleador en casos de acoso. El fallo enfatizó que los empleadores tienen el deber de implementar sistemas de respuesta anticipada para riesgos de acoso laboral y sistemas de gestión de información. Esto marcó una desviación de la visión tradicional de que los empleadores solo podrían ser responsables por crímenes directamente previsibles.
Los expertos legales notan que este caso refleja una tendencia más amplia hacia una interpretación expandida de 'previsibilidad' y 'deber de cuidado' en la ley coreana. Mientras que el tribunal de primera instancia se centró en si el acto específico de asesinato era previsible, el tribunal de apelación tomó una visión más sistémica, examinando si la empresa tenía salvaguardas adecuadas para prevenir tales crímenes.
El momento de este cambio legal es significativo, llegando mientras Corea del Sur continúa lidiando con el aumento de crímenes de acoso. Los datos policiales mostraron que más de 7,000 sospechosos de acoso fueron detenidos solo en 2023, indicando que tales crímenes siguen siendo una amenaza persistente. El Tribunal Supremo también ha estado expandiendo la definición de comportamiento de acoso, dictaminando en 2023 que incluso acciones repetidas aparentemente inofensivas pueden constituir acoso si crean miedo y ansiedad en las víctimas.
Impacto cultural y revolución de la seguridad laboral
Para los lectores internacionales, entender el contexto cultural de este caso es crucial. Corea del Sur ha estado experimentando un cambio significativo en las relaciones de género y la dinámica del lugar de trabajo durante la última década. La cultura laboral tradicionalmente jerárquica del país, combinada con protecciones históricamente débiles para las mujeres, creó ambientes donde el acoso y el hostigamiento podían florecer sin control.
El caso de la estación Sindang ocurrió en el contexto de la ley anti-acoso relativamente nueva de Corea del Sur, que solo entró en vigor en octubre de 2021. Antes de esta ley, el acoso era meramente clasificado como una falta punible con multas de menos de 85 dólares. La nueva ley aumentó las penas hasta tres años de prisión, pero los críticos argumentaron que aún proporcionaba protección insuficiente para las víctimas.
El caso también destacó la intersección de la seguridad laboral y la violencia de género. El sindicato laboral de Seoul Metro criticó a la empresa por no proteger a las trabajadoras, notando que la víctima debía patrullar la estación sola a pesar de los riesgos de seguridad conocidos. Este aspecto del caso resonó fuertemente con las mujeres coreanas, que cada vez más demandan ambientes de trabajo seguros libres de acoso y violencia.
La decisión judicial también reflejó un cambio cultural más amplio en la sociedad coreana hacia una mayor responsabilidad institucional por la seguridad de los empleados. Las discusiones en blogs de Naver y comunidades de Tistory mostraron un fuerte apoyo público para medidas más estrictas de protección de víctimas y responsabilidad corporativa.
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