¿No tienes mi número? Mujer de 38 años asesina a su ex novio 16 años menor mientras dormía

Jul 15, 2025
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¿No tienes mi número? Mujer de 38 años asesina a su ex novio 16 años menor mientras dormía

El crimen que estremeció a Corea del Sur

¿Sabían ustedes que uno de los casos más impactantes de violencia doméstica en Corea del Sur involucró a una mujer que mató a su ex novio simplemente porque eliminó su número de teléfono? El 16 de julio de 2021, una mujer de 38 años identificada como A asesinó brutalmente a su ex pareja de 22 años, B, con 34 puñaladas mientras él dormía en su pequeño apartamento en Jeonju. Este caso, conocido como el Caso del Asesinato en el Estudio de Jeonju, generó un debate masivo en las redes sociales coreanas sobre las relaciones obsesivas y la violencia de género.

La diferencia de edad de 16 años entre la pareja se convirtió en un elemento central para entender la dinámica psicológica que llevó a esta tragedia. A trabajaba como anfitriona en un establecimiento de entretenimiento para adultos y había desarrollado una obsesión extrema con B, quien era significativamente más joven y trabajaba en empleos regulares. Los medios coreanos como Edaily y News1 reportaron extensamente sobre este caso, destacando cómo la inseguridad y los celos se transformaron en una violencia letal.

La relación tóxica: obsesión disfrazada de amor

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La historia de esta pareja comenzó en agosto de 2020, cuando A conoció a B en el lugar donde ella trabajaba. Según los documentos judiciales, A se enamoró inmediatamente del joven, pero su relación estuvo marcada por la inestabilidad desde el principio. Los usuarios de comunidades online como Nate Pann y Instiz comentaron ampliamente sobre las señales de alarma que caracterizaron esta relación desde sus inicios.

B intentó terminar la relación en múltiples ocasiones, pero A se negaba consistentemente a aceptar la ruptura. Durante aproximadamente 10 meses, la pareja mantuvo un patrón tóxico de separaciones y reconciliaciones, siempre iniciadas por A según los testimonios recogidos durante el juicio. Los internautas coreanos en foros como DC Inside expresaron su preocupación por el comportamiento obsesivo que A mostraba hacia B, incluyendo visitas no anunciadas a su apartamento y demandas constantes de atención.

La víctima había confesado a sus amigos que se sentía estresado y que evitaba ir a casa porque A aparecía sin previo aviso. Incluso había expresado a sus conocidos que quería terminar definitivamente la relación porque se sentía asfixiado por el comportamiento controlador de su ex pareja. Los blogs de análisis criminal en Tistory han documentado extensamente cómo este caso ejemplifica los patrones típicos del acoso en relaciones con diferencias de edad significativas.

La noche fatal: cuando la obsesión se volvió mortal

El 5 de junio de 2021, B salió a beber con amigos y mantuvo contacto con A hasta las 4 AM, enviándole incluso fotos de su reunión social. Sin embargo, cuando la comunicación se cortó abruptamente, la ansiedad de A escaló dramáticamente. A las 11:45 AM del día siguiente, A se dirigió al apartamento de B y lo encontró durmiendo, aún intoxicado por el alcohol.

Lo que sucedió después revela el perturbador nivel de monitoreo obsesivo que A ejercía sobre B. Decidió llamar al teléfono de B para verificar si su información de contacto seguía guardada. Cuando descubrió que su nombre, previamente guardado como XX Hermana, ya no aparecía en el teléfono, y que había sido bloqueada en KakaoTalk, su ira alcanzó un punto de no retorno.

Los comentarios en portales de noticias como Naver y Daum reflejaron la conmoción del público coreano ante la brutalidad del ataque. A primero apuñaló el teléfono móvil de B, luego envolvió el mango del cuchillo con papel higiénico para mejorar su agarre antes de lanzar un ataque frenético. Le clavó el cuchillo 34 veces en el cuello y el pecho, continuando incluso después de que él hubiera caído de la cama al suelo. La víctima murió por heridas traumáticas múltiples a pesar de ser trasladada de urgencia al hospital.

El proceso judicial y la reacción pública

El caso atravesó los tres niveles del sistema judicial coreano, generando cada decisión una atención pública significativa. El tribunal de primera instancia condenó a A a cadena perpetua, declarando que la acusada cometió el crimen sin preguntarse las circunstancias, únicamente porque el nombre de la víctima había sido eliminado de los contactos del teléfono. El tribunal enfatizó que la víctima no pudo resistir en absoluto y perdió la vida a la joven edad de 22 años.

Sin embargo, el tribunal de apelaciones redujo la sentencia a 22 años de prisión, citando factores como que el crimen no fue premeditado y el aparente arrepentimiento de la acusada. La decisión de la Corte Suprema de mantener la sentencia de 22 años generó debates intensos en las comunidades online coreanas, con muchos usuarios expresando indignación por lo que percibían como una sentencia demasiado leve para un crimen tan brutal.

Los familiares de la víctima lanzaron una petición en el sitio web de la Casa Azul, obteniendo apoyo significativo del público. Argumentaron que la cobertura mediática había estado sesgada hacia la versión de los eventos de la perpetradora y revelaron que la relación había terminado meses antes del asesinato, con A involucrada en un comportamiento de acoso persistente.

La cobertura mediática y la respuesta de la comunidad

El caso generó una cobertura extensa en los medios coreanos y las comunidades online. Outlets como Seoul Shinmun y Sisajournal reportaron sobre la cronología detallada de los eventos, mientras que varios blogs de Naver y Tistory analizaron los aspectos psicológicos del crimen. El caso fue frecuentemente discutido en plataformas como Nate Pann e Instiz, donde los usuarios debatieron los temas complejos de las relaciones con diferencias de edad, la violencia doméstica y el comportamiento obsesivo.

Muchos internautas coreanos expresaron particular preocupación por las dinámicas de género involucradas en el caso. Los comentarios en los principales sitios de noticias reflejaron una mezcla de conmoción, simpatía por la víctima y llamados a medidas más fuertes contra el acoso y la violencia doméstica. Algunos usuarios señalaron que si los géneros hubieran sido invertidos, la indignación pública podría haber sido aún más intensa.

El caso también generó discusiones sobre la industria del entretenimiento de Corea y la vulnerabilidad de los trabajadores en bares de anfitrionas y establecimientos similares. Los defensores de la salud mental utilizaron el caso para destacar la necesidad de mejores sistemas de apoyo para individuos que luchan con comportamientos obsesivos y dificultades relacionales. Varios blogs de Tistory dedicados al análisis criminal proporcionaron desgloses detallados de los factores psicológicos que contribuyeron a la tragedia.

Implicaciones más amplias para la sociedad coreana

Este caso sirve como un recordatorio contundente de las serias consecuencias de las relaciones obsesivas y la violencia doméstica en la sociedad coreana. Destaca varios temas importantes que se extienden más allá de la tragedia inmediata. Primero, demuestra la necesidad de un mejor reconocimiento e intervención en casos de acoso y comportamiento controlador, particularmente en relaciones con diferencias de edad significativas o desequilibrios de poder.

El caso también plantea preguntas sobre los sistemas de apoyo para individuos en situaciones vulnerables, tanto perpetradores que luchan con problemas de salud mental como víctimas de comportamiento obsesivo. Las organizaciones coreanas de prevención de violencia doméstica han utilizado este caso como ejemplo de cómo desencadenantes aparentemente menores pueden escalar a violencia mortal cuando los problemas psicológicos subyacentes no son abordados.

Además, la extensa discusión online del caso refleja preocupaciones sociales más amplias sobre las dinámicas relacionales, los roles de género y la respuesta del sistema judicial a la violencia doméstica. El hecho de que la sentencia de la perpetradora fue reducida en apelación generó un debate significativo sobre si el sistema legal coreano aborda adecuadamente los crímenes de esta naturaleza.

Mientras la sociedad coreana continúa lidiando con temas de violencia doméstica y abuso en las relaciones, casos como este sirven como recordatorios importantes de la necesidad de enfoques integrales para la prevención, intervención y apoyo para todas las partes involucradas. La tragedia de este caso no radica solo en la pérdida de una vida joven, sino también en las oportunidades perdidas para abordar las señales de alarma antes de que escalaran a violencia irreversible.

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